5.9.03

Sueño XXV: Voy por la calle, son más de las cuatro de la mañana y empeza a clarear. Vuelvo a casa. Para atajar, entro por la ventana de una planta baja para salir a otra calle; en la habitación se encuentra mi hermana. Hablamos; la habitación se convierte en mi coche: ella duerme en él, tiene las ventanas abiertas pero le advierto que no las tenga así, porque pueden entrar las cucarachas que en la madrugada se pasean por las calles. Finalmente, salgo del coche y me siento en un banco de piedra. Estoy como en una plaza desierta; las hojas secas viajan por la acera movidas por el viento. Siento una enorme paz, una gran tranquilidad y ningún sentimiento de prisa ni de estar atado a ninguna responsabilidad. Decido quedarme ahí hasta que salga el sol.

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