31.8.03

Sueño XXIII: Estoy en una especie de vehículo de esos que se usaban como un columpio entre dos personas para avanzar por las vías del tren, sólo que avanzamos por una carretera al lado de la costa. Un colchón, de pie, parte el vehículo en dos. Al otro lado, una chica hermosa a la que me quiero ligar. Le rozo el codo con el brazo... Pero cerca de mí, está mi hermana, que amenaza con contarle mis intenciones a mis padres o a mi novia a través del móvil que blande. El vehículo llega a su destinación, una especie de rocas. Mi hermana ya no está allí, entonces me giro hacia la chica. Ella me pregunta si realmente es lo que quiero hacer, y la respondo dándole un apasionado beso en la boca.

25.8.03

Sueño XXII: Estoy en casa, con mi familia. Alguien levanta una sábana blanca, y debajo está mi padre muerto. La angustia que siento en la garganta no me deja respirar. Grito con desesperación: “No puede ser, sólo está dormido. ¡Qué se despierte ya!” Y obedece, se levanta y todo vuelve a la normalidad. Y empieza a jugar con los rizos de mi cabello en el sofá, igual que otras miles de veces. Un sudor frío me recorre la espalda, aunque al mismo tiempo el corazón deja de romperme el pecho. Entonces me despierto. Mi padre murió y hace años que no vivo allí. Desearía que el sueño fuese cierto.

17.8.03

Sueño XXI: Soñé que tenía que subir una pared haciendo rappel hacia arriba.
Miraba la pared esperando que no me viera nadie para subir.Cuando dejo de pasar gente me decidí, pero a mitad de recorrido empezó de nuevo a pasar gente y me dio vergüenza. Me bajé.

Luego voy caminando en un espacio totalmente vacío y blanco y a lo lejos distingo algo, que a medida que me voy acercando resulta que es un espejo, y al lado de este una puerta. Cuando estoy lo suficientemente cerca del espejo veo que la imagen reflejada en el espejo no es la mía, sino la de un mendigo que tenia su puesto cerca de donde yo trabajaba, y siempre hablábamos antes y después del trabajo durante los cuatro años que pude conservar el empleo.
Cuando llego al espejo me quedo flipado y tocándome la cara y el pelo, sin acabar de entender. En ese momento se abre la puerta, aparece el verdadero mendigo y empieza a insultarme y a gritarme que quién me creo que soy. Que me vaya.