Sueño LXVII: Me encontraba en la calle y por alguna razón sabía que estaba en 1962 (mi fecha de nacimiento). Todos los los automóviles eran antiguos y todo lucía como en aquella época. Al pasear me preguntaba que lugar iba a visitar me dije: "¡qué interesante poder ver mi propio nacimiento!" Así que me dirijo a mi casa. En eso veo un edificio, entro en él y veo automóviles actuales, entonces caigo en la cuenta de que estoy en un película y todo es falso.

Sueño LXVI: me cuentan la historia legendaria de un cartógrafo americano que, para realizar un mapa de los Estados Unidos, subió a una escalera de mano tan alta que desde el cielo podía ver las dos costas de EEUU, como si estuviera en un satélite. Yo subo a esa escalera, preguntándome cómo es posible que no caiga si no tiene punto de apoyo, y cómo podía respirar allí arriba si no hay aire, pero lo cierto es que estoy allí arriba y veo lo que vio el cartógrafo, con una gran sensación de vértigo. Para apresurarme a bajar, en vez de ir escalón por escalón, me deslizo por los laterales. Siento que la gravedad será tremenda y cuando llegue a tierra me destrozaré.

Sueño LXV: Soñé, no recuerdo el principio, que mi pecho estallaba y mis tripas reventaban salpicando las paredes de cables y tuercas. Después de la gran deflagración, me encontraba tirado en el suelo, con la única movilidad en mi torso superior y brazos. No sentía dolor. Pero, apoyando los codos sobre el terreno, alzo la cabeza para comprobar mi estado. Llueve. Y veo como todo el tronco desde las caderas hasta el cuello se encuentra abierto como un gran cráter. Y me pongo a llorar. No me duele, mi cuerpo no sufre, pero lloro como jamás lo había hecho… entonces, entre sollozo y sollozo digo “los robots no lloran, los robots no lloran, los robots no lloran” Al abrir los ojos, sigo tumbado en el mojado suelo, pero recompuesta mi forma física. Deja de llover y vuelvo a ser el mismo.



[Por expresa petición del soñador ponemos sus datos. Este sueño fue soñado por Rásselas]

Sueño LXIV: Un grupo de jóvenes corre en una determinada dirección con mucha prisa, yo estoy entre ellos. Bajamos escaleras de madera, yo voy de la mano de una joven de Singapur, que parece saber más dónde vamos. Entonces llegamos a una zona boscosa donde un grupo de gente mayor nos dispara y abate algunos, aunque las armas no parecen reales.
Es entonces cuando lo entiendo todo: los jóvenes acudimos a un oscuro ritual del que somos los convocadores, y esas personas intentan impedirlo. Nosotros somos "los malos". Pero tengo la sensación de que eso ya lo he vivido antes, así que tengo la urgente necesidad de comunicarme con H.P. Lovecraft para decirle que mi hermana (¿Shuilin?) y yo estamos destinados a sobrevivir y hacer el ritual. Como Lovecraft lleva muerto desde 1937, pienso que lo mejor para comunicarme con él será dejarle un anuncio en el periódico, y así lo hago.

Sueño LXIII: Me voy a casar, pero en el sueño yo soy el hombre y estoy vestido con traje, y la novia lleva el vestido blanco y tiene la cara como desfigurada. Es de noche y al entrar a la iglesia, ésta está llena de personas que se van a casar.



[Necesitamos más sueños para que este blog siga vivo. Si quieres dejar tu sueño, por raro o extraño que sea, déjanoslo en el correo y lo publicaremos sin ninguna censura y de forma anónima.]

Sueño LXII: Estaba con una maestra espiritual, a la que hace mucho tiempo que no he visto y tampoco pensaba en ella últimamente. Ella quería hacerme una especie de ritual. Se acerco a mí y me abrazó, pero yo grité sintiendo como un fuego dentro de mí y ella cayó tendida en el suelo. Yo caí junto a ella y se me quedó un pecho descubierto. Entonces ella se abalanzó ansiosa a chupar mi pecho. Yo le dejé sin comprender qué pasaba, y sentí un gran deseo sexual, pero no por ella (no me gustan las mujeres y podría ser mi madre por la edad). Ella parecía querer hacer el amor conmigo, pero yo empecé a reaccionar con rechazo. Entonces ella me explicó que teníamos que hacer lo siguiente: hacer el amor al mismo tiempo con nuestros maridos, en la misma habitación pero con camas separadas. A mí me pareció mejor plan que continuar con ella, así que acepté. Tenía muchas ganas de hacer el amor con mi marido, y no me importaba que ella estuviera haciendo lo mismo en la cama de al lado. Al parecer, aquello tendría algún resultado mágico beneficioso para ambas. Sin embargo, no conseguíamos que los invitados se marcharan (de pronto había unas 50 personas desconocidas para mí en la habitación), y no podíamos hacerlo.