18.7.03

Sueño XIX: Fue el verano pasado, durante las vaciones, en un parque. Era mediodía, hacia calor y nos tumbarnos en el cesped. Alrededor había unos árboles inmensos, y me quede dormido con el sonido del viento moviendo las ramas de los árboles.

Habia una habitación muy blanca, que deslumbraba. Todo estaba en silencio, pero era un silencio extraño, deslumbraba también, creo. Y yo estaba fuera, mirando hacia el interior a traves del cristal de una ventana de madera. Dentro de la habitación vi a un niño con pantalones cortos. El niño gritaba y lloraba desconsolado en el centro de la habitación, encogido y tapándose la cara con las manos, pero yo solo podia verlo temblar de miedo. Cada vez estaba más asustado. Yo intentaba calmarlo, pero él tampoco me oía. Comencé a golpear la ventana para que se diera cuenta de que había alguien con él, pero el niño no dejaba de llorar encorvado hacia el suelo, y continué golpeando hasta que al cabo de un rato dejo de temblar, y poco a poco comenzó a incorporarse. El niño se aparto las manos de la cara y camino unos pasos hacia la ventana limpiándose las lágrimas y los mocos con la manga de la chaqueta. Al verle la cara me di cuenta de que aquel niño era mi padre con 5 o 6 años, y en ese momento sentí la necesidad de sacarlo de ahí y abrazarle. Le hice señales para que golpeara la ventana y se acerco y comenzó a golpearla con todas sus fuerzas, pero la ventana no se rompía. Me sentí muy impotente pero me di cuenta de que yo también podia golpear desde mi lado y que aun no había hecho nada. Golpeé la ventana al mismo tiempo y en el mismo sitio que el niño por el otro lado, cada vez golpeábamos más fuerte y más furiosos. Los dos gritábamos con todas nuestras fuerzas. De pronto el cristal de la ventana se rompió en mil pedazos y el grito de mi padre y el mío se unieron, y el grito resultante era enloquecedor No lo pude soportar y me tapé los oídos con las manos. Después de unos segundos de vértigo, fue disminuyendo el volumen poco a poco, y comencé a despertarme al mismo tiempo que el grito se difuminaba con el ruido del viento moviendo las ramas de los árboles, y yo tomaba conciencia de donde estaba y de que había estado soñando. Abrí los ojos despacio y me quede mirando las ramas de los árboles. Estaba reconfortado, pero también triste.

No hay comentarios: